La cerámica Rakú se desarrollo en el siglo XVI, en Japón y es una forma de cochura a baja temperatura, las vasijas eran pequeñas y vidriadas que se utilizaban para la ceremonia del té.
Las piezas se retiran del horno cuando están al rojo, los cambios rápidos de temperatura en las piezas requieren un barro con un alto porcentaje en chamota y arena. Primero hay que cocer las piezas a bizcocho para garantizar la resistencia a los choques térmicos, se esmaltan con vidriados rakú, la temperatura del horno se lleva aproximadamente a 1 000º C. Se colocan dentro las piezas y una vez que el esmalte ha fundido, se sacan las piezas al rojo y se reducen tapándolas en un combustible orgánico (serrin, hojas...), las partes de las piezas no esmaltadas se quedaran negras, después se sumergen en agua para completar el proceso de enfriamiento.